Mayor transparencia y sentido común es  lo que falta

En esta semana hemos asistido a un desgraciado hecho, en el parque San Martin de nuestra querida Salta, por la brutal muerte de un joven a manos de otro joven por intereses no del todo claros, al menos poco se sabe sobre el trasfondo de las causas que llevó a ese desenlace fatal.

 

Y esto era sabido que alguna vez iba a pasar, por cuanto hubieron varios hechos que se fueron dando, con los vendedores ambulantes como protagonistas; y donde las autoridades no pudieron o no quisieron dar un corte a este problema que es de vieja data en nuestra ciudad.

 

Por un lado nuestra intendenta, Bettina “Histericia” Romero, grita a toda voz que lo que busca, en su gobierno, es poner orden a nuestra ciudad, con políticas transparentes y que sirvan a los verdaderos intereses y desarrollo de los vecinos.

 

Eso dice pero, por otro lado, no da muestras de transparencia, en sus actos de gobierno, cuando ejecuta acciones que demuestra todo lo contrario.

 

Si uno no muestra transparencia en sus propios actos, ¿cómo podemos pedirle a los demás que lo sean? Como podemos llevar adelante una política de modernización de nuestra Ciudad, si seguimos practicando las mismas y remanidas “mañas” de la vieja política de mirar para otro lado cuando se quiere favorecer a quienes responden a nuestros propios intereses (personal o sectorial).

 

Este problema de los manteros, a quienes se los quiere estigmatizar,  nos resuelve sino con transparencia y sentido común. El tema que no se quiere tomar la sartén por el mango y sentar en una mesa a todos aquellos que están involucrados en el negocio ilegal, escudados en las propias instituciones oficiales o privadas (muchas de estas vinculadas al comercio formal pero con viso de ilegalidad a través de los vendedores ambulantes).

 

Basta de hipocresía. Si realmente se quiere erradicar el comercio ilegal, primero hay que resolver de qué lado se está, si de la legalidad o desde las sombras.

 

Transparencia y sentido común debe ser la consigna. Y todo el mundo sabe quiénes mantienen el negocio ilegal, pero parece que no se lo quiere tocar porque sería rozar intereses  de comerciantes y políticos amigos inescrupulosos.

 

A la Bettinita se le está escapando la tortuga, pensando que va a seguir gobernando con aires de solvencia académica, cuando los salteños están esperando que se arremangue sus pantalones o sus vestidos, se ponga las botas o zapatos más “berretas” para caminar los barrios; pero no para la foto sino para encontrar un poco de sentido común y llevar las inquietudes de los vecinos, a un verdadero plan de gobierno que contenga a todos ellos, afincados en cada barrio de nuestra ciudad.

 

Con una sana política  que priorice la inclusión de todos los sectores más postergados de nuestra sociedad, y no tanto aquellos privilegiados de la política, zánganos de los privilegios que buscan en el poder de turno... seguro que vamos camino a encontrar  soluciones a tantos problemas que hoy, lamentablemente, veamos la pelea de pobre contra pobres, mientras los que viven de la miseria de los muchos, brindan con champan usufructuando el sabor de lo conseguido por métodos no tan santos y a costa de los históricamente desterrados de vivir de con dignidad y trabajo.

 

Pero ojo, que ese problema no es solo de la Intendenta, también del gobierno provincial que, a decir verdad, tampoco está ayudando a que esto mejore, en transparencia y sentido común