IPS: Cuando la ineficiencia, la falta de transparencia y de control atentan contra la salud integral de los afiliados.

 

Debemos decir que la crisis que salió a la luz hace tres meses del IPSS, era algo que se veía venir, incluso desde este espacio de Oreja Parada algo advertimos ante la falta de transparencia; rumores de mal manejos de sus recursos, que son de los afiliados; y sobre todo con una política rutinaria de transacción operativa y financiera, que  puso a la principal Obra Social provincial, en rehén de los negocios para nada transparentes con los mayores oferentes de servicios y prestaciones de salud, a través de los altos costos, muchas veces usureros, que pagaba el IPS.

 

Cuando el ejecutivo provincial dispuso la intervención de la Obra Social provincial, lo hizo con el fin de poner orden en sus cuentas y en sus servicios de prestaciones ya que, según supimos poco después que asumiera el interventor, su deuda podría alcanzar los 25 mil millones de pesos.

 

Sin embargo, lo que llamó mucha la atención, fue que el peso de la intervención recayera solamente en la directora ejecutiva del organismo, como la única responsable de la debacle que era el IPS. ¿Y el Directorio del IPS no formaron parte del gobierno de la obra social, o solamente estaban pintados, cómodamente sentados en sus sillones y ganando tremendos sueldos, de arriba?

 

Y más allá de lo que los afiliados podrían saber sobre la debacle financiera del Instituto, no me cabe en la cabeza que nadie del Ejecutivo provincial, no hubiese advertido que el la Obra Social provincial, no estaba haciendo bien las cosas. Al menos para los afiliados y la calidad y cantidad de servicios que ellos requerían.

 

Entonces debemos inferir que era una total anarquía financiera, operativa y falta de control por parte de los organismos de control; llámese Sindicatura General de la Provincia y la Auditoría General de la Provincia.

 

Porque el problema del IPS no nace de forma espontánea. Eso es parte de la falta de responsabilidad de funcionarios, algunos prestadores o proveedores, y en mucho menos de algunos afiliados que prestaban sus carnets a otros. Pero ahí también caen algunos de los que debían auditar las prestaciones y servicios. Y no menos importante, no se llevó a cabo con eficacia, los controles por parte de la sindicatura. Y si se lo hizo como corresponde, los responsables no siguieron los pasos para corregir lo que se detectó como falla o irregularidades. Pero las responsabilidades son compartidas, y por eso todos tenemos que hacernos cargo de los manejos de los recursos.

 

Y para colmo de males, el gobernador manda un proyecto de ley a la legislatura, con el objetivo de sanear y eficientizar los recursos del IPS, saca del padrón de afiliados a los jubilados y solamente financiaría los medicamentos genéricos. Esto provoco una urgente reacción de los gremios que hicieron público su repudio a ese proyecto, encarando abiertamente al gobernador que su fue el que firmó dicho proyecto.

 

Eso hizo que el mismo gobernador, Gustavo “me da hasta ahicito” Sáenz, salió públicamente a decir que ese proyecto se retiraría de la legislatura. Y convocó a los gremios para pedirles disculpas y que retiraría el proyecto, reconociendo su error en mandar ese proyecto; disculpa y decisión que hizo pública a la ciudadanía. Y se formaría una comisión para trabajar en un nuevo proyecto para sacar al IPS del estado de quiebre en que se encontraba y proyectarlo como una Obra Social saneada y con mejores y adecuados servicios y prestaciones para los forzados afiliados a la obra social.

 

Los mismos gremios que repudiaron la medida que significaba el frustrado proyecto, reconocieron el valor del gobernador por reconocer su error, hacerse cargo de ello. Sin embargo, dejaron entrever que no sólo el gobernador es que cometió ese error político, sino que también deberían decir lo mismo y hasta renunciar, aquellos que le armaron y llevaron el proyecto para que lo firme.

 

Tras el cachetazo electoral en la Capital en las elecciones del 11 de mayo, de la mano de la Libertad Avanza, sobre llovido ahora esto.

 

Esperemos que aprendamos, en este caso como en tanto otros, de nuestros errores, propios y ajenos.