La política electoralista copó EL MILAGRO SALTEÑO

 

Tal cual lo venimos diciendo, en ediciones pasadas, EL MILAGRO de Salta, que  tradicionalmente serviría para aplacar los terribles efectos de los temblores rebeldes de la tierra, este año se invirtieron las acciones.

 

Este año, ni las muestras de fe y devoción de más de 800.000 fieles, que le dieron marco al acto religioso más grande del país, después de la fiesta de la Virgen de Luján, patrona de la Argentina, fue capaz de parar o al menos amortiguar el terremoto político que provocaron las distintas acciones o provocaciones de los distintos candidatos, tantos nacionales como provinciales o municipales. Desde la presencia del presidente (y candidato a la reelección) Mauricio “Milonguita” Macri, hasta los encontronazos y municiones de grueso calibre entre dos candidatos a acceder el manejo del poder desde el Grand Bourg. Y en medio de esto, las opiniones discordantes de sectores de la misma Iglesia salteña, por la venida del Presidente al Milagro, desnudando la interna ya inocultable dentro del clero local.

 

La venida de “Milonguita” Macri, a la misa central de las celebraciones del Domingo del Milagro, puso en el centro de la escena a un Presidente bastante devaluado ante la sociedad en general, y sabemos por qué, no hace falta que lo repita aquí. Y tras las palabras del Obispo de Salta, Mario Cargnello, Mauricio, vos que hablaste de la pobreza cero, llevate ahora el rostro de la pobreza de Salta”; desató una catarata de críticas por parte, sobre todo, de los medios de comunicación nacionales, defendiendo precisamente a Mauricio.

 

Ya antes fueron polémica los dichos o escritos de algunos presbíteros, que expresaron su contrariedad con la venida de él, en una etapa, casi final, de la carrera electoral por la presidencia.

 

Pero eso ya fue; superado ampliamente por la total indiferencia de la inmensa mayoría que vivió activamente la procesión del Milagro y su pacto de fidelidad a los Santos Patronos, el Señor y la Virgen del Milagro. El pueblo que vino con el único objetivo de a rendir sus esfuerzos a sus Patronos, ni en cuenta tuvo a la “política” mezquina y exclusiva de los candidatos que buscaban mostrarse, a como dé lugar, buscando un voto.

 

El pueblo guardó silencio con respecto a eso. Más aún, en su fuero interno rechazó las intenciones de querer manipular su voluntad y decididamente miró para otro lado, resaltando y agradeciendo los actos de solidaridad, que como nunca se dio en esos momentos de fe y esperanza que despierta la fiesta del Milagro.

 

Y el escándalo desatado por las acusaciones mutua entre Gustavo “Serenatero Rubertiño” Sáenz y Emiliano “Cucurucho de cumpleaños” Estrada, fue algo que no sólo estuvo fuera de lugar, sino que mostró, una vez más, que no hay respeto por el adversario, o directamente no saben enamorar al ciudadano, para que lo elijan, sino es por medio de  confrontación y el insulto.

 

El Milagro fue grandioso para la gran mayoría de los salteños, menos para los candidatos, que deberían volver a mirar la fe de todo un pueblo.