QUO VADIS...Señor

A pocos días del recambio de gobierno, tanto nacional como provincial o municipal, ya comienzan a aparecer algunas sombras de la herencia que deja el saliente y la incertidumbre que el entrante ve en su más inmediato horizonte político.

 

Es que vivimos momentos o tiempos de mucha zozobra económica y política; y eso se ve reflejada en las consecuencias que los nuevos mandatarios tendrán que enfrentar con determinación.

 

En nuestro caso en particular de la provincia de Salta, ya salieron a hacer los lobby sobre la imposibilidad de cumplir el acuerdo salarial, con la cláusula gatillo, según los índices de inflación.

 

Esto ya está levantando muchos resquemores entre la dirigencia gremial, que ya está sintiendo la presión de sus bases que reclaman un estado de alerta ante la posibilidad de que se derogue el Decreto 1046, por el  cual se ajustan los sueldos por la inflación.

 

Algunos economistas ya auguran que para el próximo gobernador, Gustavo “Rubertiño” Sáenz, serán impagables los  sueldos en el corto o mediano plazo, siguiendo los índices inflacionario.

 

Muchos gremios se sumaron, en el último tramo de la campaña, al electo gobernador salteño...y apostaron todas las fichas a ganador. Pero se olvidaron que no todos los que juegan suelen ganar; y que el que es banca siempre gana.

 

En julio pasado, el decreto 1.046 de JUANMA dejó sin efecto un incremento salarial total para 2019 del 38%, pautado en marzo en paritarias, con el fin de  “atender las necesidades socio-económicas de los educadores, garantizando el poder adquisitivo de sus salarios a través de la conservación del 38% de incremento salarial acordado como piso para el presente año y su readecuación automática de conformidad a la inflación real que informe el Instituto Nacional de Estadística y Censos, de acuerdo a las posibilidades presupuestarias y financieras de la Provincia en un contexto de equilibrio y responsabilidad fiscal”.

 

Y con este perno que se tiene que tragar la  nueva administración provincial, sin dudas que se verá en apuros, toda vez que no le quedan muchos márgenes para seguir negociando un salario acorde a las demandas de los trabajadores estatales, sin certeza de las pautas presupuestarias que les permita equilibrar los gastos de los haberes con la ejecución de políticas activas para potenciar el  desarrollo de la provincia.

 

Sin dudas, tal como lo dijimos en la columna anterior, tanto en el país como en la provincia, es necesario sentarse en una mesa, gobierno, trabajadores y empresarios y consensuar una política estatal de desarrollo.

 

Lo hemos dicho, aquí, hasta el cansancio, el movimiento obrero es el eje fundamental para el desarrollo y crecimiento de un país y, en este caso, de la provincia o municipio.

 

Depende de la capacidad de diálogo y convocatoria que demuestre “Rubertiño”, para sentarlos a todos los actores en una mesa y delinear los primeros 100 días de gobierno.

 

Y mucho tendrá que ver, en esta historia, lo que haga el gobierno nacional; y las relaciones que se cultiven para integrar la provincia a un proyecto nacio