¡La memoria del hambre!!!

Nuevamente nuestra provincia fue el centro de atención nacional, tras la muerte de niños aborígenes, por desnutrición severa.

 

Y tras la noticia que recorrió como pólvora todo el ámbito nacional e internacional, ya sea por los medios de comunicación tradicionales como los no tan convencionales como las redes  sociales, Salta nuevamente quedó como ejemplo de lo que no deberíamos tener, la muerte de niños por hambre.

 

Ante este hecho, lamentablemente y hay que decirlo con mucha vergüenza, tuvimos que reconocer que tras tantas décadas de llenarnos la boca de buena voluntad de luchar contra la desnutrición infantil... o de tanta mala leche por seguir apostando a la desigualdad para llevar a las comunidades aborígenes y criollos a la más absoluta marginalidad, hemos fracaso como sociedad y los gobiernos de turno por no tener memoria del hambre que históricamente vienen sufriendo nuestro comprovincianos.

 

Y tantos slogan que se fueron repitiendo durante década...campaña tras campaña de cientos de candidatos, fueron tirados al tacho de basura una vez que alcanzaron sus objetivos de llegar al poder.

 

¿Tan cortos de memoria estamos, que ahora nos escandalizamos por la muerte de 4 niños (que por cierto es más que lamentable y nunca debería haber ocurrido), cuando eso ha sido una constante durante tantos años cuando esas comunidades marginales, fueron despojadas de sus  recursos naturales,  y desalojadas de su hábitat naturales en nombre de la extensión de la frontera agropecuaria?

 

Los niños, que hoy lamentamos su muerte, no son diferentes a tantos otros que murieron antes...mucho antes...porque sufrieron las consecuencias de la desidia o la indiferencia de tantos gobernantes que encerrados detrás de un escritorio, fueron diseñando esas políticas de atraso y destrucción de comunidades enteras que se volvieron errantes y hasta mendigantes de mejores oportunidades para sobrevivir o morir en el intento.

 

Tengamos un poco de memoria, y veamos lo mal que nos portamos con nuestros hermanos más vulnerables, social, cultural y económicamente.

 

Porque si tenemos memoria, nos daremos cuenta que esto del hambre, de las muertes por desnutrición, no es otra cosa que los resultados de la ambición desmedida de unos pocos que, con la connivencia de los que ostentan el poder político, fueron creando las condiciones de extrema pobreza, robándoles el futuro a todos esos niños que, muchos de ellos, ya no están para contarlo.

 

El Plan nacional contra el hambre... el plan alimentario provincial, sin dudas que son apenas un paliativo que tampoco nos debe enorgullecer por aplicarlo; aún en estas circunstancias de extrema pobreza que viven muchos compatriotas de nuestra provincia y el país.

 

Lo que hay que buscar, aún con la estigma de chicos que se mueren de hambre en un país rico en alimentos, es equilibrar la ecuación de una mejor distribución de la riqueza.

 

Hay que invertir mucho más en obras de infraestructura social, salud, educación, caminos y producción. Respetando la cultura de cada una de las comunidades.

 

No demos más vergüenza al mundo, que aún siguen sin entender como en un país como el nuestro, hay familias enteras que se mueren de hambre.

 

Y no es problema de cultura, en este caso de los pueblos originarios, sino de la cultura ambiciosa y mezquina de aquellos que se enriquecen, y viven como reyes, a costa de la pobreza y la explotación de los más vulnerables.

 

Ya los funcionarios no deben estar para las fotos que venden... deben estar en la trinchera de lucha, dando el ejemplo de austeridad, honestidad y con mucho compromiso por el otro.

 

El hambre tiene memoria... parece que nosotros no.