Las últimas elecciones a Gobernador enfrentaron a 3 personas de la política local. Leavy, Sáenz y Olmedo encarnaron a Fernandez, Macri y Espert/Milei respectivamente.

Como siempre en Salta, la discusión nunca fue realmente ideológica. Los posicionamientos fueron sobre todo personales y no políticos y eso se notó. Casi una puja entre familias. Todos nos dimos cuenta que no existía una discusión de fondo sobre el modelo de provincia que se proponía. Si se diferenciaron en el modelo de país, pero esa diferencia no bajaba a los desafíos locales.

 

Al asumir el actual Gobernador Sáenz entendió que tenía que dejar pasar un poco el chubasco de los cambios nacionales. A pesar de los supuestos acuerdos, la herencia recibida no podía estar fuera del libreto y con mucho disimulo a veces o tras con menos, respondiendo a su propia desesperación, comenzó a cargar las tintas sobre Urtubey y sus funcionarios. Los niños abandonados por siglos en el norte obligaron a sacar a los culpables anteriores. Pero la obra pública detenida no tuvo responsables, solo ejemplos.

 

Es cierto que nadie esperaba comenzar su gestión con esta crisis sanitaria. Seis meses después de comenzar la preparación para el “pico”, se hizo evidente que las ambulancias no alcanzaban, las camas eran pocas y el personal insuficiente. Él mismo se encargó de remitirnos al caso del paciente paseado en ambulancia por toda la ciudad sin destino.

 

Existieron también ambulancias que viajaron desde Orán o Güemes para volver con el mismo paciente.

 

Villada y Medrano hicieron agua por donde se los mire y recién Esteban/Aguilar están sacando las papas del fuego. Valga aquí un homenaje al Dr. Humacata y en él a todo el personal de Salud de la provincia.

 

En muchas partes y en diferentes momentos, los políticos se transforman en enunciadores de iniciativas y proyectos. Declaran y se paran frente a uno como si estuvieran ejecutando las cosas. Pero solo hablan. Cargan insumos en el aeropuerto, sostienen una manguera en Dragones…nada. Nada en un océano de sequedad.

 

¿Y la oposición? Supusimos que tanto Olmedo como Leavy, y algunos otros, serían la oposición controladora. Aun en medio de la flagrante ausencia de gestión del Gobierno provincial. Incluso ante el atropello a la Constitución y la Libertad de Prensa donde un triste libelo fue la única manifestación de rechazo, sus presencias, son inexistente en el primer caso y homeopática en el segundo.

 

Por eso, sin nadie que lo enfrente, Sáenz se ha transformado, inoperancia de por medio, en su principal opositor.

 

Pero estas dos situaciones pueden cambiar, la primera antes que la segunda.