Cuando he escrito la columna, lo hice con la preocupación de que ningún partido proponga el mejoramiento de la calidad de nuestros electores y de la honestidad, la eficiencia y la capacitación permanente de nuestros conductores. No propongo que el que no sabe leer y escribir no vote. Propongo que el Estado tome como una obligación que todos hayan completado la escuela primaria, para que los electores tengan conocimientos básicos de cómo funciona la democracia, Tenemos que elevar considerablemente el piso de conocimientos de nuestra comunidad, por el avance de la inteligencia artificial y porque nos transformará en una sociedad más próspera y más justa.

 

Doce listas para gobernador y vice; quince para la Intendencia de la ciudad de Salta; centenares de candidatos para intendentes de nuestros municipios y miles de candidatos para concejales; cientos de candidatos para senadores y miles para diputados provinciales. Es un éxito numérico de la democracia. Pero el número sirve para elegir, pero no para gobernar. Para gobernar se necesita calidad, honestidad, valores, actitud de servicio, eficiencia, capacitación permanente y conocimiento claro de lo que ocurre en el mundo, en la Nación, en la Provincia y por supuesto en el Municipio.

 

Nuestra constitución salteña solo exige edad, nacionalidad, residencia y nada más. No necesita saber ni leer ni escribir. Ni título primario o secundario. Entre los más de doce mil candidatos ¿Cuántos no terminaron la primaria? ¿Cuántos no saben leer ni escribir?

Si la mayoría de los estudiantes que completaron la secundaria no entienden lo que leen, ¿quién nos garantiza que todos nuestros candidatos son aptos para la función?

 

¿Cuántos senadores, diputados y concejales no solo no presentaron ningún proyecto, sino que nunca hablaron? ¿Cuántos de los doce mil que resulten electos romperán este molde?

 

Los requisitos constitucionales para la función pública pueden ser ampliados por leyes. Como ocurrió con la ficha limpia que impide que personas con condena penal firme puedan ser candidatos.

 

En otro momento histórico, solo podían ser legisladores los que eran propietarios y acreditaban un patrimonio mínimo. Como solo los ricos podían acceder, los cargos legislativos eran honorarios. No cobraban sueldo. Los pobres estaban excluidos. Solo servían para trabajar y para votar.

 

Hoy el voto nos iguala. El intelectual o el iletrado, el hombre o la mujer, el rico o el pobre tienen un voto cada uno. Existen diferencias en materia educativa entre lo público y lo privado, entre la ciudad y el campo. Hay personas que no pudieron estudiar pues los centros educativos eran muy distantes. Cuando el servicio militar era obligatorio, se les enseñaba a leer y escribir y en muchos casos oficios. A pesar de que nuestras leyes nos obligan a cursar el secundario, eso no ocurre.

 

Pero hoy, con Internet y educación a distancia, todos pueden aprender. Por ello, aun teniendo en cuenta las discrepancias que generará, creo que en el futuro solo deben votar los que tienen conocimientos básicos para comprender el sentido del sistema democrático. Las personas mayores de sesenta años debieran poder votar aun sin saber leer ni escribir. Pero los menores debieran cursar por lo menos la primaria. Se debiera dar un plazo de diez años, para que los interesados en votar completen su educación.

 

Hay que crear sistemas específicos que lo permitan. El Estado debe realizar un seguimiento de los que no completaron la primaria e instar a hacerlo. Nuestro padrón electoral completo debe ser de personas capacitadas. Esto debe ser motivo de una discusión pública y posterior referéndum. Los discapacitados mentales deben ser objeto de un especial tratamiento, para que sus derechos electorales sean preservados.

 

Toca ahora referirnos a los que nos deben conducir. Los concejales deben tener primaria completa. Hay que otorgar un plazo de diez años para que comience esta exigencia. Los intendentes deben tener la primaria y dar un plazo para que acrediten haber cumplido con la secundaria. Los medios para hacerlo son muchos. Entre otros el BESPA (Bachillerato especial para adultos). Para ser candidato a intendente, se debería aprobar un curso de capacitación, que analizaremos más adelante.

 

Del mismo modo que los electores deben mejorar su calidad cultural y de conocimientos, deben hacerlo los elegidos. Los que nos conducen, o debieran conducirnos.

 

Los legisladores dictan leyes que debemos cumplir todos. Debieran controlar la eficiencia del Poder Ejecutivo. Ésa es la razón por la cual pueden citar a ministros a rendir informes, en el recinto, o en las comisiones. Tienen la responsabilidad del juicio político. Aprobar el presupuesto y luego controlar que se ejecutó debidamente. Si los diputados y senadores no comprenden cómo funciona el presupuesto, quién en definitiva lo aprueba es la Auditoría de la Provincia, dónde están todos los amigos del gobierno. Además, deben gestionar razonablemente los recursos y el personal de cada cámara.

 

¿Estas funciones pueden ser ejecutadas bien por cualquiera?

 

La respuesta es NO. Debemos dictar normas para exigir a nuestros representantes conocimientos mínimos. Una ley debiera regular a partir de qué año se exigirá a los legisladores primaria completa. Creo que 2031 para la primaria y 2037 para la secundaria es tiempo suficiente.

 

En un plazo razonable, se deberá exigir a los candidatos a legisladores la aprobación de un curso de capacitación legislativa, conducido de modo inobjetable por las universidades y los Colegios de Profesionales. Si no aprueba, no puede ser elegido.

 

Para los gobernadores y ministros se debe exigir secundaria completa para las elecciones de 2031. Para 2039 los candidatos deberían aprobar como mínimo, un curso de capacitación sobre derecho constitucional, administrativo, economía, normas presupuestarias de la Nación, provincia y municipio. Economía Política a nivel mundial, nacional y de Salta. Además, si decide ser reelegido, tiene que aprobar cursos de apoyo para mantenerse actualizado. Todo conducido en forma inobjetable por las universidades y Colegios Profesionales.

 

Los que formaron las grandes empresas de inteligencia artificial expresaron su preocupación de que su desarrollo atente contra la humanidad. La pérdida de millones de empleos sería la resultante menos importante. Pidieron una pausa de seis meses de parálisis del mejoramiento de la inteligencia artificial, para buscar el modo de regularlos, pues que la civilización como la conocemos, está en peligro de desaparecer, manejada por máquinas que son más eficientes que nosotros.

 

El mejoramiento de las calidades morales, los valores y el conocimiento de toda nuestra sociedad, nos permite mayor generación de riqueza y una mejor redistribución de la misma. Pero, además, y creo que es lo más importante, nos va a permitir conocer cuando la información que nos proporciona la Inteligencia Artificial es correcta, o cuando son engaños, muchas veces pagados por los candidatos a cargos electorales.

 

Si nos abandonamos, nos conducirán las máquinas y se beneficiarán los que la programan y producen.

 

Hasta la próxima