Duro cuestionamiento gremial a la política educativa del gobierno provincial

 

En esta semana los gremios educativos de la provincia, rompieron el diálogo que mantenían con el ministro de  educación y   su gabinete.

 

 Tras las reiteradas y erráticas políticas que fue llevando adelante el Ministerio, producto de una visible como virulenta interna entre funcionarios, esta semana la intergremial docente, decidió no concurrir a ninguna invitación, por parte del Ministro de Educación o sus funcionarios.

 

Y no solo eso, en una nota dirigida al gobernador Gustavo “Rubertiño Taquitos cortos” Sáenz, le pidieron que nombrara a otro interlocutor para volver  a retomar el camino del diálogo con sus gobierno, en materia de  educación, porque no podían seguir  concertando con funcionarios, y hasta con el  mismo Ministro, Matías Cánepa, cuando en una mesa se acordaba algo y luego hacían todo lo contrario.

 

Y es por eso que, en la misma nota, le pedían la renuncia del ministro, no porque los gremios se quieran arrogar facultades que  les son propias del gobernador, sino que es una forma de decirle que un ministro que  no hace honor a los acuerdos logrado en una mesa de concertación, no está cumpliendo con los  mandatos que siempre  está  pregonando “Rubertiño taquito cortos”, de apostar al diálogo y a la unidad para alcanzar los objetivos de una mejor Salta para los salteños.

 

Con este duro cuestionamiento, que hicieron los representantes de la docencia salteña, al gobierno en su política educativa, pusieron sobre el tapete una realidad de un gobierno que, más allá de su lucha contra el COVID 19, en muchas áreas reina la anarquía.

 

 Allá por el mes de enero pasado, un funcionario del gobierno, y amigo del gobernador me decía como un secreto: “Bienvenido a la anarquía saencista”, y largó una estruendosa carcajada.

 

Esto que pasó  con él área de educación, también pasa  en otras áreas del gobierno. Unas más que otras, pero parecería que “Rubertiño” es el Súperman de la  película, que debe estar para atajar todos los penales que cometen o fabrican sus propios funcionarios.

 

Y como lo dije en otras ediciones, “No queremos un Gladiador...sino un gobernador”.

Esto de los docentes, no es más que un llamado de atención al gobernador y a los funcionarios. La cosa no funciona como algunos están queriendo hacerlo... fomentar el diálogo y la concertación pero nada más que para la foto. Es como decir que el gobierno escucha a todos, benevolentemente, y dice concertar pero  al rato hace lo que quiere, sin importar lo que concertaron. Es decir, que todo es un dialogo de sordos, y el que dice tener la manija hace lo que quiere, como lo pensaba antes de sentarse a  conversar.

 

En esta semana los gremios educativos de la provincia, rompieron el diálogo que mantenían con el ministro de  educación y   su gabinete.

 

 Tras las reiteradas y erráticas políticas que fue llevando adelante el Ministerio, producto de una visible como virulenta interna entre funcionarios, esta semana la intergremial docente, decidió no concurrir a ninguna invitación, por parte del Ministro de Educación o sus funcionarios.

 

Y no solo eso, en una nota dirigida al gobernador Gustavo “Rubertiño Taquitos cortos” Sáenz, le pidieron que nombrara a otro interlocutor para volver  a retomar el camino del diálogo con sus gobierno, en materia de  educación, porque no podían seguir  concertando con funcionarios, y hasta con el  mismo Ministro, Matías Cánepa, cuando en una mesa se acordaba algo y luego hacían todo lo contrario.

 

Y es por eso que, en la misma nota, le pedían la renuncia del ministro, no porque los gremios se quieran arrogar facultades que  les son propias del gobernador, sino que es una forma de decirle que un ministro que  no hace honor a los acuerdos logrado en una mesa de concertación, no está cumpliendo con los  mandatos que siempre  está  pregonando “Rubertiño taquito cortos”, de apostar al diálogo y a la unidad para alcanzar los objetivos de una mejor Salta para los salteños.

 

Con este duro cuestionamiento, que hicieron los representantes de la docencia salteña, al gobierno en su política educativa, pusieron sobre el tapete una realidad de un gobierno que, más allá de su lucha contra el COVID 19, en muchas áreas reina la anarquía.

 

 Allá por el mes de enero pasado, un funcionario del gobierno, y amigo del gobernador me decía como un secreto: “Bienvenido a la anarquía saencista”, y largó una estruendosa carcajada.

 

Esto que pasó  con él área de educación, también pasa  en otras áreas del gobierno. Unas más que otras, pero parecería que “Rubertiño” es el Súperman de la  película, que debe estar para atajar todos los penales que cometen o fabrican sus propios funcionarios.

 

Y como lo dije en otras ediciones, “No queremos un Gladiador...sino un gobernador”.

Esto de los docentes, no es más que un llamado de atención al gobernador y a los funcionarios. La cosa no funciona como algunos están queriendo hacerlo... fomentar el diálogo y la concertación pero nada más que para la foto. Es como decir que el gobierno escucha a todos, benevolentemente, y dice concertar pero  al rato hace lo que quiere, sin importar lo que concertaron. Es decir, que todo es un diálogo de sordos, y el que dice tener la manija hace lo que quiere, como lo pensaba antes de sentarse a  conversar.

 

La pandemia no es tan virulenta como para tapar los internismo que, cual virus, va matando la credibilidad de un gobierno aún nuevo, en su gestión, y que debe planificar para resolver muchos problemas que  aquejan a nuestra provincia.