Desaparecida  la euforia  clásica luego de las elecciones en el mes de Diciembre de  2019, y cuando cesaron los pregones clásicos tales como el triunfo de la democracia, la madurez de la clase política, el escrutinio ejemplar y otras tantos desvaríos, el pueblo que despertó de la somnolencia electoral y las autoridades proclamadas, enfrentaron nuevamente la realidad.

Cuando el Presidente Alberto Fernández brindó su discurso el último domingo se encargó muy bien de reiterar que lleva solo 81 días en el Gobierno.

Todo hierve. El sol casi vertical transcurre en su punto más cercano a la tierra justo sobre Santa Victoria Este. La falta de cobertura boscosa tampoco ayuda. El suelo se resquebraja o se descompone en pequeñas partículas tan pequeñas que quedan flotando en el aire por minutos y todo lo contaminan, lo tapan. Los dientes rechinan como con arena y la ropa comienza a acumular polvillo en cada costura.

Cada país se enorgullece de sus Padres Fundadores, de sus Padres de la Patria. Los hay guerreros, estadistas, políticos, legisladores y un amplio abanico de líderes que la historia y la memoria conservan en billetes, monedas, estampillas, estatuas, monumentos, nombres de calles, avenidas, ciudades y hasta países.

Desde la más remota antigüedad las piedras preciosas o semipreciosas han ejercido un poder mágico.

En forma reiterada hemos sostenido en estas columnas la injusta legislación que le da igual tratamiento en materia laboral a la gran empresa y a la pequeña (pyme o micropyme).

Miro el calendario y, si me guío por la andanada de ataques que han recibido desde todos los ángulos posibles, los 39 días parecen haber sido un siglo.

La historia de los elementos químicos y de los minerales que los contienen resulta las más de las veces un tema apasionante. Uno de ellos es el wolframio o tungsteno.

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